Zanzibar es una leyenda checa. En la década de los 90, un grupo de jóvenes registró la marca Zanzibar (sin la tilde en checo), hasta entonces utilizada solamente para importar siropes para mezclar cóceteles. En 1995 abrieron su primer local con el nombre Zanzibar en Kladno; el segundo fue al año siguiente en medio del centro histórico, en Malá Strana. En esta época los bares de cócteles en Praga eran muy escasos, por lo tanto, hervían de gente y se mezclaban maravillosamente todas las clases sociales aquí. El lugar lo frecuentaban los ricos, las celebridades, los gerentes, las señoritas traviesas y los ciudadanos de a pie de Praga, ya que todos querían disfrutar de bebidas menos deslucidas que el ron checo con cola.
La compañía original desapareció en 2013. Sin embargo, dos años después apareció el nuevo Zanzibar. Está ubicado en la calle Anglická, con una atmósfera elegante y más madura que aquella de los años 90. Al interior ya no encontrarmos elementos tan dispares como en la época de Kampa, pero tiene su propio estilo, sin irse a los extremos. El techo de ladrillo al descubierto va muy bien con las luces poco convencionales, en bisagras metálicas y las botellas iluminadas que hacen que nos sintamos atraídos a probar sabores desconocidos. Los viernes y algunos martes también hay DJs.