Vyšehrad (el castillo alto) es el histórico y mítico oponente del castillo de Praga. Precisamente aquí se desarrollan las leyendas checas más antiguas, como la de Horymír, que se salvó saltando al río con su caballo desde las escarpadas peñas. Antigua sede real en tiempos del emperador Carlos IV, llegó a ser cabildo eclesiástico como contrapunto simbólico al poder mundano. Este carácter le fue fatal durante las guerras husitas, ya que fue objeto de uno de los ataques más devastadores de los encendidos rebeldes husitas. El castillo quedó en ruinas durante siglos, hasta convertirse en imponente fortaleza barroca durante el siglo XVII. Las reformas necesarias para el uso militar tuvieron mayor alcance que los destrozos de los siglos precedentes, por lo que podemos decir que solo quedan
algunas trazas del castillo original. Aun así, estas bastaron para que Vyšehrad se convirtiera en objeto de los sueños románticos y míticos relatos de la historia checa. Su carácter simbólico nacional quedó confirmado con la construcción de la basílica neogótica y, sobre todo, por la creación del cementerio de grandes personalidades culturales y políticas de la
sociedad checa. Vyšehrad ha conservado su atmósfera de lugar mítico ensoñador: alzado sobre unas peñas dominando la ciudad, sumergido en miles de años de historia, que se revela solo a aquellos que consiguen guardar el silencio necesario para poder percibirla de verdad.
Esta notable atmósfera es característica también en el barrio al pie del castillo que, a diferencia de otros lugares mágicos de Praga, ha escapado de momento al exceso de visitantes. La calle principal, que asciende paulatinamente hacia la puerta barroca, está flanqueada por casas con fachadas románticas sobre todo de finales del siglo XIX y
principios del XX. Un periodo único en la historia del barrio es el “intermezzo cubista”, durante el cual aparecieron aquí admirables casas familiares y de vecinos de estilo cubista.
Monumentos más destacados:
Una de las etapas más antiguas de la historia de Vyšehrad está representada aquí por la rotonda de San Martín, con unas raíces que se hunden hasta el siglo XI. También siguen apareciendo otras construcciones medievales gracias a las excavaciones arqueológicas que se realizan aquí desde hace más de un siglo. Del periodo barroco, lo más impresionante
son las fortificaciones, intrincada red de galerías y salas subterráneas (ver museo de las casamatas). El hecho más destacable del siglo XIX fue la construcción de la iglesia neogótica de San Pedro y San Pablo, la cual oculta, por desgracia, los periodos anteriores de esta iglesia histórica. Es también impresionante el cementerio nacional Slavín, donde se encuentran esculturas y sepulturas de notable valor artístico. Son excepcionales las casas cubistas en la calle Neklanova y en la ribera situada al pie de Vyšehrad.