De manera general, Praga no es una capital peligrosa, por lo que podremos disfrutar de nuestra estancia con total tranquilidad, sin preocuparnos por nuestra seguridad.
Pero como todas las grandes ciudades europeas, Praga atrae a los carteristas, sobre todo, en plena temporada turística. Debemos mantenernos alerta, cerrar los bolsos y llevar siempre encima nuestros documentos de identidad.
En caso de poseer dos documentos de identidad, es conveniente dejar uno en el alojamiento. Esto será muy útil en caso de pérdida o robo del primero.
Para saber qué hacer en caso de pérdida o robo de los documentos de identidad, puede consultarse nuestro artículo aquí.
Números de teléfono de la policía municipal: 156 y estatal: 158. Use otros números de emergencia si es necesario.
Vrchlického sady, o el «parque de Sherwood», como a los checos les gusta llamarlo, es el parque que se encuentra frente a la Estación central de Praga. Aquí se concentran, tanto en invierno como en verano, numerosos indigentes y personas bajo los efectos de las drogas. Este lugar se considera peligroso, por lo que debemos evitarlo.
La calle Ve Smečkách, cerca de la Plaza de Wenceslao. Esta calle agrupa todos los «cabarets» de la ciudad, que en realidad son auténticos prostíbulos. Numerosas personas vagabundean por los alrededores de la plaza con el fin de abordar a los turistas para que entren. Es preferible negarse educadamente y seguir nuestro camino.
Los alrededores de la estación de metro Anděl. Los comercios permanecen abiertos hasta bien entrada la noche, lo que incita a determinadas personas a errar por las calles con algunas copas de más. No son peligrosas, pero a veces pueden resultar molestas.
Si nos piden cambiar dinero por la calle, no debemos ni dejar que la persona acabe la frase y negarnos inmediatamente. Sería una lástima terminar con florines húngaros en Praga (cuya moneda nacional es la corona checa). Para cambiar dinero, lo mejor es hacerlo directamente en una oficina de cambio.