El símbolo del Resurgimiento Nacional...
El Teatro Nacional es el monumento más importante edificado en Praga durante el siglo XIX. Su nacimiento está vinculado al increíble auge de la identidad checa y al deseo de construir un teatro que sea solo checo: un lugar principal de la cultura, comparable a los teatros más grandes de Europa. La creación del teatro estuvo precedida por una colecta nacional, en la que participaron los habitantes de las cuatro puntas del país. El emperador Francisco José I, en persona, aportó una contribución nada desdeñable. La colecta comenzó en 1850, la primera piedra fue colocada en 1868 y el teatro quedó inaugurado solemnemente en junio de 1881. En agosto del mismo año, se declaró un incendio que arrasó el edificio. Esta “catástrofe nacional” empujó al pueblo checo a superarse, de manera que en tan solo 47 días se recaudó la enorme cantidad de un millón de florines, necesaria para la reconstrucción del teatro. El Teatro Nacional abrió sus puertas definitivamente en septiembre de 1883, con el estreno de la ópera Libuše, del compositor checo Bedřich Smetana.
El creador del edificio es el excelente arquitecto Josef Zítek, también autor del edificio neorrenacentista del Rudolfinum. Su trabajo de concepción es mucho más complicado a causa de la irregularidad del terreno y de la reducida superficie. Zítek encuentra una solución genial: el monumento tiene su parte inferior perfectamente integrada en su entorno, mientras que su parte superior, llamada la “cúpula”, domina todo su entorno. Este enfoque “barroco” permite al edificio neorrenacentista convertirse no solo en el edificio más emblemático y culmen arquitectónico de las riberas del Moldava, sino también en contrapunto simbólico al Castillo.
Los pintores y escultores más talentosos de la época fueron invitados a participar en la decoración del teatro. Las dimensiones del proyecto fueron tales que incluso se llegó a hablar de los artistas de la “generación del Teatro Nacional”. Entre las obras más admirables, citemos por ejemplo, las pintura de Mikoláš Alš, que decoran las lunetas del foyer, los frescos que decoran la sala František Ženíšek y, sobre todo, el extraordinario telón y sus motivos alegóricos, que representan la construcción del teatro, cuyo autor es Vojtěch Hynais.