Hoy en día, el antiguo gueto judío prácticamente no existe: excepto una que otra sinagoga y el antiguo cementerio judío, todo fue arrasado durante una campaña de saneamiento al cambiar del siglo XIX al XX. A excepción de la sinagoga Vieja-
Nueva, el Museo Judío de Praga administra los monumentos que se han conservado.
Considerado como uno de los más grandes del mundo, el Museo Judío de Praga, cuenta con una rica colección, expuesta en diferentes locaciones y accesible con un billete único.
Este museo es un monumento significativo que nos permite adentrarnos en el trágico pasado de la comunidad judía, elemento importante en los países checos antes de la Segunda Guerra Mundial.
En la sinagoga Maisel está expuesta la historia de los judíos en los países checos del sigo X al siglo XVII. La historia más reciente, a partir de la emancipación judía hasta nuestros días, la encontrará en la sinagoga española. Al mismo tiempo, también podrá admirar la colección de objetos ceremoniales en plata, elaborados por renombrados orfebres judíos. En la sinagoga de Klaus y en la sala de ceremonias, descubrirá diversos objetos que hacen parte de las costumbres y tradiciones judías, y que los acompañan desde su nacimiento hasta la muerte.
La sinagoga Pinkas alberga la exposición más emotiva del conjunto, puesto que se ha constituido como un monumento a las víctimas checas del Holocausto; todas las paredes de la sinagoga están cubiertas con los nombres de los judíos de
Bohemia y Moravia, víctimas del exterminio. En la primera planta están expuestos los dibujos realizados por los niños de Terezín, una pequeña ciudad cerca de Praga, que servía de campo de concentración para los judíos, antes de enviarlos a los campos de exterminio.
Para terminar su visita al Museo Judío de Praga, diríjase al célebre cementerio antiguo judío, que también hace parte del museo.