El nombre de Franz Kafka, uno de los autores más célebres en lengua alemana y una de las mayores figuras de la literatura mundial del siglo XX, está íntimamente ligado a Praga. Kafka nació en Praga, ciudad que fue para él prisión y refugio a la vez y que influyó en gran parte de su obra. Para vivir un momento emotivo rememorando a Kafka, es imprescindible visitar este museo situado en el edificio de la antigua fábrica de ladrillos Herget, en Malá Strana, junto a la ribera del Moldava.
La instalación sonora y visual es sombría y poética. Presupone que el visitante conoce bien la obra del escritor o que por lo menos está familiarizado con algunas de sus obras. Está dedicada sobre todo a la vida y a la personalidad de Kafka, por lo que no encontraremos aquí un análisis profundo de sus obras.
La primera parte de la exposición trata del origen judío de Kafka, con fotografías de época de la ciudad judía y, al igual que en el resto de la exposición, extractos de cartas suyas. En la sala de proyecciones, donde suenan los acordes de “Moldava”, de Smetana, se recorre la infancia del autor, periodo durante el cual su familia vivía en la casa El Minuto (dům U Minuty), muy cerca del reloj astronómico. En las numerosas vitrinas podemos admirar fotografías, fragmentos de cartas y, entre otras cosas, el diploma de estudios de Derecho del escritor. La personalidad de Kafka estaba profundamente dividida entre su faceta de artista y su profesión de jurista, hasta tal punto que ello le generó una catástrofe interior perceptible en sus dibujos, muy simples, presentados en la exposición en forma de pequeña animación. Una interesante escenografía nos muestra el encuentro de Kafka con el teatro yiddish, así como sus cuatro amores, que fueron en su mayor parte relaciones por correspondencia. La última parte de esta primera planta nos recuerda el periodo durante el que estuvo enfermo de tuberculosis, sin poder hablar, comer, ni beber, y la muerte del escritor.
Bajando por una escalera con iluminación rojiza y que parece interminable, se llega al sótano, al mundo opresivo de la burocracia. Un laberinto formado por unos grandes cajones etiquetados nos recuerda las novelas de Kafka América y El proceso. El visitante descubrirá entonces una instalación inspirada en la novela inacabada El castillo. Toda la exposición está salpicada de citas extraídas de libros, cartas y diarios del autor, que nos ayudan a sumergirnos en la atmósfera de las novelas de Kafka, en su vida y en sus pensamientos.