Al cruzar la puerta del Mash Hana, solo las pocas líneas en checo del menú nos recordarán que estamos en Praga, a dos pasos de la villa Bílek. Por lo demás, este establecimiento es un enclave de cultura nipona en plena Europa central.
La decoración es minimalista, los camareros, con trajes orientales, especialmente atentos. La sensación de encontrarse en Tokio no desaparece al consultar el menú. En el Mash Hana, tendremos una visión completa de la cocina japonesa (así como de algunos platos coreanos).
La mejor manera de empezar una comida es tomar una sopa gyoza, un caldo ligero de vacuno en el que flota una especie de ravioli relleno de carne. Esta sopa tiene en común con el resto de recetas del Mash Hana que usa pocas especias fuertes, de modo que predomine el sabor esencial de los ingredientes, uno de los principios de la cocina japonesa. Por último, aquí podemos hacer lo que hacen los japoneses en su país: dejar que el cocinero elija por nosotros. Además, es una excelente manera de descubrir las mejores exquisiteces que el Mash Hana tiene para ofrecernos.