Este pequeño restaurante hace parte de los establecimientos de Riccardo Lucque, un italiano temperamental que ha traído la alta cocina a la República Checa, en una época en la que esta se encontraba en pañales en el país. Hoy en día, junto con la Finestra y Aromi, que hacen parte de los mejores restaurantes de la capital checa, Lucque se dedica a crear pequeños restaurantes donde sus clientes pueden deleitarse rápidamente con una cocina de calidad.
El interior de La Bottega Linka es algo industrial: bajo sus cables y bombillas al desnudo, se sirven desayunos opulentos con croissants caseros y huevos de la granja; más tarde, son los almuerzos los protagonistas, donde las pastas siempre harán parte de las opciones. Dentro de los platos más buscados se encuentras las distintas presentaciones del risotto o los frutos de mar frescos. El punto fuerte de este viaje gastronómico son los postres: es toda una obligación probar el fondant de chocolate de la casa.
Adicionalmente, este restaurante tiene una particularidad: su horno de carbón de leña X-Oven, el cual puede llegar a temperaturas de 400 ºC, lo cual permite conservar al máximo los sabores y aromas de las carnes, pescados y legumbres. Si queremos almorzar o comer sobre la marcha, pero con una excelente calidad, La Bottega Linka es una maravillosa opción.