Un pequeño rincón de la India a dos pasos de la plaza de la Ciudad Vieja de Praga. Para aquellos que tienen nostalgia de los sabores auténticos del subcontinente indio: aquí no encontrarán platos insípidos adaptados al gusto europeo.
El restaurante cuenta con su propio horno de tandoori, en el que los cocineros preparan deliciosas tortas de pan paratha, al igual que sabrosos kebabs de cordero y de pollo. El menú es la encarnación de la palabra “masala”, que en hindi significa una mezcla de especias: el rogan Josh de Cachemira sabe como si hubiera sido preparado por los mismos cocineros de los emperadores mogoles, las gambas con salsa de pimienta son tan jugosas que se nos hace la boca agua. El arroz biryani, versión oriental del risotto, va acompañado de pollo o de cordero o según receta vegetariana.
Aunque los platos no son muy grandes, son más que suficientes e invitan a disfrutar de un refrescante lassi. Y no nos podemos olvidar de los postres de la casa: bolitas de gulab jamun envueltas en un jarabe aromatizado al agua de rosas o un kheer, un pastel de arroz que Indian Jewel perfuma con un poco de azafrán. Recetas que aportarán un toque final dulce a este viaje a través de potentes sabores exóticos.