Y después "té, ron, bum". Así se completa la rima que da nombre a este café, "azúcar, café, limonada". Es como si cantáramos "un, dos, tres, escondite inglés" para jugar con nuestros amigos. Aunque eso sí, en este café de Malá Strana, con cierto parecido a un chiringuito, uno no pide en verso y si queremos ron, lo más probable es que esté solamente en algunos postres y tartas. Los postres, tartas, crepes, strudels (pasteles), limonadas y otras creaciones de la casa siempre son frescas y caseras. Lo mismo aplica para las milanesas de pollo, los huevos revueltos o las pastas, delicias que les recomendamos pedir antes de disfrutar uno de los postres, para no pasar por glotones golosos. Podemos acomodarnos con nuestro café o una copa de vino y comer tranquilamente.
Aunque es muy popular pedir para llevar, esto impide disfrutar de nuestra comida admirando el techo y las columnas que parecieran ser de la época renacentista. Entonces, ¿esta edificación existe desde antes de su reconstrucción barroca, a finales del siglo XVII? Lo más seguro es que no, aunque pareciera estar mu bien conservada. Sin embargo, no por esto deja de ser magnífica.