Digamos que acabamos de salir del metro a la plaza Jiřího z Poděbrad y que tenemos hambre o solamente algún antojillo. Pues bueno, tenemos suerte porque desde allí podemos ver el Cafefin, un objeto culinario único en su especie. Se trata de lugar muy visitado que busca demostrar que es posible fusionar el gusto checo y el vietnamita. Este es el proyecto de un hijo "banano" (es decir, checo-vietnamita) que vive en la República Checa desde hace 8 años y que se siente muy a gusto, tanto con las magdalenas checas como con la sopa pho, dos cosas que mezcla sin ningún problema. Esta deliciosa cocina fusión euroasiática seguro nos gustará. Con la misma naturalidad y estilo, los artistas del café decorarán la espuma de su café o la de su té verde con leche, dibujando motivos folclóricos moravos u orientales. Toda una experiencia no solo para los ojos, sino para nuestro paladar.
¿Y la decoración del lugar qué? Sobra decirlo, es una mezcla encantadora. Las sillas, un icono de la historia del diseño. Los cojines, llenos de colores chillones con flores que podrían describirse como parte de un estilo asiático universal. Una antigua máquina de escribir Olivetti al lado de unas máscaras de teatro vietnamitas. Viejas tazas de hojalata esmaltadas que brillan bajo la luz de unas lámparas de petróleo, nuevas. Y no sabemos cómo, pero... ¡Todo esto combina muy bien!