Una magnífica iglesia románica envuelta en un abrigo barroco...
La basílica de San Jorge es uno de los testigos más antiguos de la historia del castillo de Praga. Sus campanarios de piedra nos llevan a la época románica, cuando en el lugar de la actual catedral de San Vito se alzaba una imponente basílica dedicada a San Spytihněv. Por entonces, la ciudad estaba dominada por iglesias, palacios y casas de piedra blanca.
La fundación de la iglesia remonta al siglo X. La primera basílica fue edificada cerca del monasterio de Benedictinas más antiguo de Bohemia. La iglesia actual tiene su origen en unas obras realizadas tras un incendio en el siglo XII. Una reciente restauración, efectuada en el siglo XIX, permitió poner en relieve la faceta románica de la iglesia: fue entonces cuando se descubrieron los muros originales y se retiraron muchos elementos y ornamentos de periodos ulteriores. Algunos de ellos permanecieron. Uno de los más importantes es el pórtico y su bajorrelieve que representa a San Jorge con el dragón. Se trata de uno de los primeros monumentos renacentistas del castillo de Praga y, en general, de los Países Checos. El periodo barroco está muy bien representado, con la fachada y la capilla de San Juan Nepomuceno, cuya opulencia forma un contraste casi provocador con la austeridad de los campanarios románicos.
Tienen gran interés las tres naves centrales de la basílica y el monumental ábside románico, así como la cripta y la capilla de Nuestra Señora, cuyos muros sobrevivieron a un incendio en la Edad Media. Es uno de los escasos vestigios conservados de la iglesia original erigida en el siglo X. La sepultura de Santa Ludmila, abuela de Wenceslao y una de las santas más importantes de Bohemia, confiere a este lugar un carácter especial.
Para visitar la basílica de San Jorge es necesaria la entrada para la visita larga o la visita corta del Castillo. También se puede acceder a este monumento en una de nuestras visitas privadas al Castillo, con guía hispanohablante.